Astrónomos de la Universidad de Cambridge han detectado posibles signos de vida extraterrestre en el exoplaneta K2-18 b. La observación de la atmósfera del planeta usando el James Webb Space Telescope detectó picos de dimetilsulfuro (DMS). En la Tierra, casi todo el DMS es producido por el fitoplancton en nuestros océanos. La presencia de DMS en la atmósfera de K2-18 b indica la posible existencia de formas de vida similares, aunque los científicos todavía no pueden asegurarlo con total seguridad.
Descubierto hace unos meses, el K2-18 b es un mundo hicéano, un tipo de exoplaneta que se caracteriza por tener un océano cálido y profundo y una atmósfera rica en hidrógeno. Los científicos consideran estos planetas como excelentes candidatos para albergar vida. De hecho, algunos astrónomos creen que los planetas hicéanos podrían ser entornos idóneos para buscar pruebas de vida. Como afirma Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge e investigador principal del estudio que recoge estas mediciones, “nuestros hallazgos subrayan la importancia de considerar diversos entornos habitables en la búsqueda de vida en otros lugares”.
Pendiente de confirmar al 100%
Tradicionalmente, la búsqueda de vida en exoplanetas se ha centrado en planetas rocosos más pequeños, pero Madhusudhan enfatiza que “los mundos hicéanos, de mayor tamaño, son significativamente más propicios” para este tipo de investigaciones. A pesar de la emoción que rodea a este tipo de descubrimientos, es crucial abordar estos hallazgos con cautela. Por eso Madhusudhan se abstiene de realizar afirmaciones como las que quemaron a los astrónomos que afirmaron que Venus puede contener vida en su atmósfera, un estudio que fue desmontado por otro posterior para volver a ser reafirmado en otra investigación. Ahora, seguimos sin tener la certeza de que el compuesto encontrado en la atmósfera venusiana sea o no producido por organismos.
Para empezar, la señal de DMS detectada en K2-18 tiene un nivel de fiabilidad de solo 98%. Esto parece suficiente para concluir que el DMS está ahí, pero los científicos generalmente prefieren datos más robustos, con niveles de confianza del 99,99994%.
El equipo de investigación continuará recopilando más datos para confirmar o refutar el resultado de su análisis, dice Madhusudhan: “Las próximas observaciones del Webb deberían poder confirmar si el DMS está realmente presente en la atmósfera de K2-18 b a niveles significativos”.
Aceleración de la búsqueda de vida extraterrestre
Pero, incluso si se confirmara la presencia de DMS en la atmósfera de K2-18B al 100%, no sería una prueba definitiva de vida, sino una evidencia muy potente que apoyaría esa afirmación. La realidad es que la confirmación de vida en un exoplaneta será el resultado de una acumulación lenta de datos que se vuelven cada vez más concluyentes con el tiempo. La mayoría de las señales químicas de vida también pueden tener orígenes no biológicos, por lo que un solo compuesto orgánico no probará la presencia de vida al 100%
Sin embargo, existen motivos para la anticipación ante los potenciales descubrimientos en la próxima fase de investigación por la abundancia de metano y dióxido de carbono detectada en la atmósfera, así como la escasez de amoniaco. Esto apoya la hipótesis de que podría haber un océano de agua bajo una atmósfera rica en hidrógeno en K2-18 b. La búsqueda de vida en el universo sigue siendo una de las preguntas más importantes para la humanidad. A medida que la tecnología avanza y se recopilan más datos, habrá una explosión de posibles candidatos a la vida extraterrestre hasta que, un día, podamos afirmarlo con una certidumbre absoluta, ya sea en un exoplaneta o aquí, en el vecindario del sistema solar. Los científicos estiman que podríamos tener una respuesta en apenas una década. Por ahora, el descubrimiento en K2-18B nos ofrece una emocionante posibilidad y un paso adelante en esta trascendental aventura cósmica.
